En una de esas citas a ciegas, tan de moda ahora por la red, uno puede salir decepcionado, casado o hasta demandado.Así lo narra la historia de un hombre residente en Texas,Estados Unidos…quien acaba de levantar una denuncia contra la dama con la que salió y pretende que le sean devueltos por lo menos la entrada del cine y las golosinas», que no son cosa menor. La queja?, fácil: la señorita estuvo revisando continuamente su celular y él sintió que no lo pelaba. Y ésto me recuerda muchas otras historias celularianas; por ejemplo una de hace algunos años donde un empleado bancario que se encontraba en pleno juicio de divorcio aprovechó a revisar los mensajes de celular de su ñora.Les tomó fotografías e intentó presentarlos como prueba contundente de que le ponían el cuerno. La jueza quien sabía de «equidad y género», le volteó el chirrión por el palito y lo condenó a pagar cinco melones de libras esterlinas (la mitad a su ex y la mitad del Sancho).La explicación?,en primer lugar eran pruebas no conseguidas por casualidad sino descaradamente robadas. Y era una intromisión a la «intimidad de la pareja de adúlteros». Así que ya lo sabe, cuidado con andar buscando en el celular del ser amado, porque como dijera mi abuela: «el que busca,encuentra».
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