El pasado domingo murieron 97 ballenas piloto (Globicephala) y tres delfines tras quedarse varados en una playa de las Islas Chatham, al sureste de Nueva Zelanda.
Jemma Welch, guardabosques del Departamento de Conservación de Nueva Zelanda (DOC), dijo que debido a la ubicación remota de la playa y a un corte de energía, se dificultó la llamada de auxilio a más personal, así que cuando los rescatistas arribaron a la zona la mayoría de los especímenes ya habían muerto.
Personal del DOC tuvo que sacrificar a 28 ballenas piloto y 3 delfines que aún se encontraban varados y con vida al momento de su llegada.
“Parecían muy débiles y decidimos sacrificarlos debido a las condiciones del mar agitado y a la casi certeza de que habría grandes tiburones blancos en el agua, que siempre son atraídos por varamientos como éste”, explicó Welch sobre la dura decisión que tomó el personal.
Los varamientos masivos son razonablemente comunes en las Islas Chatham. Existen reportes que indican que en 1918 se registró un varamiento con hasta mil especímenes muertos.
Con información de Magaly Montoya
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