* Una mujer presa, un hombre atormentado por fantasmas, un cuarto al que llegan ruidos de máquina y recuerdos de terror.
* Quien conoce el México contemporáneo no tendrá dificultades en reconocer la verosimilitud del escenario.
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de junio de 2022.- Las aspas de un helicóptero, un coro de madres airadas, arpías furiosas y vengadoras, la incertidumbre de afuera; Medardo Treviño es de Tamaulipas y sabe que la tragedia hoy se inscribe en el terreno de la migración y tiene por premisa el sueño americano.
De ahí su diálogo entre María (Ángeles Marín) y Angelito (Javier Escobar), con música para tapar el ruido de la vida y para desviar los recuerdos y tiempo para lanzarnos a lo terrorífico que actúa en las sociedades criminales: despojo, violencia, sinrazón de la pérdida de humanidad del victimario y de la víctima.
Los nombres remiten a arquetipos, María es la mujer, todas las mujeres, las que envejecen en una maternidad que circularmente las devuelve al asombro; Angelito es el demonio, aquel que soñó con ser dios y ni siquiera tendrá la posibilidad de verlo.
La danza circular de María es más que un horizonte cercado; como el gallo que canta para subrayar la traición de Pedro. La Pollera Colorada sonará tres veces porque no acompaña solo el pasito del vallenato excitadamente desesperado de los esclavos alrededor del cual dar vuelta.
Es el bailoteo del aquí y ahora en San Fernando, Tamaulipas donde, entre el 22 y el 23 de agosto de 2010, fueron asesinados 58 hombres y 14 mujeres, 72 personas con sus tazones para dirigirse a los Estados Unidos. ¿Emigrar de la pobreza y los cacicazgos, reencontrarse con sus seres amados, construirse una casa? 72 personas que en un común tuvieron la suerte de abordar dos autobuses en Veracruz y antes de llegar a San Fernando ser interceptadas por un grupo de asesinos. Hombres en armas, fuertes, violentos, les exigieron dinero a cambio de su libertad. ¿No tienes? Te reviento la cabeza. 72 migrantes que ya habían sorteado la policía de migración, el hambre, la zozobra del viaje desde Honduras, Guatemala, El Salvador, Ecuador, Brasil.
Cuando el ritmo de la cumbia se vuelve lento, María danza con el continente americano. La historia de Colombia – la tragedia del Magdalena Medio, de las masacres de ejércitos de paramilitares, militares, guerrilleros, narcotraficantes que se cobran víctimas tan comunes como su marido – se enlaza al ritmo de violencia con la historia de México, con sus organizaciones de militares renegados de nombre temible.
La Pollera Colorada se va arrastrando conforme las palabras de Angelito develan la realidad que María no quiere oír, no quiere saber. Ahí están los Estados Unidos, a pocos pasos: compradores de los productos de la violencia – drogas, migrantes – y vendedores del violento sueño de la riqueza.
No hay salida, por supuesto. Lo que debe suceder sucederá. La muerte está al acecho en la unidad de lugar, tiempo y acción de la tragedia clásica. Las diosas y los dioses, los de los herejes y aquel que Angelito mancilla con su representación, velan porque el destino se cumpla, pero es a los mortales a quien les toca cumplirlo. Cuando hasta la cocaína ha desaparecido, las palabras caen entre dos seres encerrados y develan lo espectacular de todas las tragedias.
En otro país, a ocho mil kilómetros de distancia, se refleja otro tramo de la tragedia que enoja a los dioses y las diosas de un continente que desde hace 500 años no ha encontrado la paz. María sueña, y sueña de nuevo aunque sepa que no puede irse viva. Por ello pregunta: ¿Cómo se llama este pueblo? agrega: Es bueno saber el sitio donde una va a morir. Angelito hará lo que le pide María antes de que ella cruce el umbral de la puerta: subirá el volumen de la música».
La danza circular de María de Medardo Treviño fue estrenada en el año 2014 en El Círculo Teatral, cuenta con la dirección a cargo de Víctor Carpinteiro y las actuaciones por parte de Ángeles Marín y Javier Escobar; la escenografía e iluminación corrieron a cargo de Mónica Kubli (+) y la producción es de parte de El Círculo Teatral. Después de varias temporadas y funciones en otras ciudades, ha regresado nuevamente con funciones hasta el próximo 2 de julio, los sábados a las 19:00 horas, en Avenida Veracruz No. 107, colonia Condesa, muy cerca del Metro Chapultepec. Entrada general $300.