* Integrantes de la Compañía Nacional de Teatro del Inbal recordaron a la actriz de número
* Durante más de seis décadas se dedicó a las artes escénicas, al cine y a la televisión.
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de septiembre de 2022.- La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Compañía Nacional de Teatro, rindieron un homenaje póstumo a la primera actriz, docente y directora Rosa María Gorbea Osorio, mejor conocida como Adriana Roel, quien falleció el pasado 30 de agosto en Mérida, Yucatán.
Se recordaron momentos, aprendizajes y experiencias de quien fuera una actriz incansable dedicada durante más de seis décadas a las artes escénicas, al cine y a la televisión.
La directora artística de la Compañía Nacional de Teatro, Aurora Cano, dio la bienvenida a familiares, amigos e integrantes del elenco estable y comentó: “La realidad es que ella había nacido para convertirse en una primera actriz de la escena mexicana. Y creo que ella siempre lo supo o lo intuyó, porque el caso es que Adriana, desde el inicio, decidió no irse por el camino fácil ni rápido, sino hacer todo a lo grande. Es inmensa la cantidad de premios que recibió, resulta sorprendente. Y la Compañía Nacional de Teatro fue su casa desde el primer momento en que se fundó.”
En 1956 ingresó a la Escuela de Arte Dramático del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, que en ese entonces se encontraba bajo la dirección del maestro Salvador Novo. Durante el homenaje se reveló que, la joven actriz en formación se “coló” como oyente a las clases de Seki Sano, ya que el maestro solo daba clases a alumnos de tercer año y ella deseaba aprender siendo de primero. Debutó de forma inminente en 1957 en el reparto de la obra Los frutos caídos, de Luisa Josefina Hernández. Y se inició como muchos actores en el teatro infantil a cargo de Fernando Wagner.
Cine
Su pasión inquebrantable y disposición a adquirir lenguajes teatrales innovadores la llevaron a obtener en 1959 una beca por parte del gobierno francés para estudiar en el Conservatorio de Arte Dramático de París, donde tomó clases con figuras como Jean Perymoni y Jacques Lecoq.
“Ella decía que había tenido suerte con el teatro, pero todos los que estamos aquí sabemos que se necesita mucho más que suerte para participar en más de 50 puestas en escena. Pero en lo que sí podemos estar todos de acuerdo, es en que lo que sí se necesita es verdad”, dijo el actor de número Luis Rábago.
En tanto, Verónica Boneta compartió que “Me siento privilegiada porque tuve la oportunidad de admirarla como mujer, como actriz y aprovecharla como mi maestra de vida y de teatro, solo el bien es real me decía. Me enseñó el amor como valor, que es fuerza que impulsa para hacer el bien, expresado en hechos. Y aquí estoy, compartiendo con quienes te aman y te conocieron en vida un poco de lo que significaste para mí y mi familia, en nuestras vidas”.
Por su parte, Benjamín Cann, quien la dirigió en múltiples ocasiones, en cine, con la película De muerte natural; en televisión con la novela Mentir para vivir y en teatro escribió y dirigió Rita, Julia, dramaturgia inspirada en la actriz de número. “Es un enorme privilegio hablar de Adriana. La recuerdo siempre. Tenía dos pendientes con ella, traigo esta camiseta porque Adriana me decía que parecía pijama, le prometí que cuando fuéramos a un evento juntos, no me pondría una corbata, a pesar de decirme que era horrible, yo la usaría. Y cuando le solicité que develara una placa, me dijo que no preparó nada “y te aguantas”. Hoy hablaré solamente, Adriana “y te aguantas”.
“Julio Castillo nos presentó, a partir de ese momento, además de trabajar juntos en diversos proyectos, lloramos cuando nadie asistió a una función de teatro que trabajamos y le aseguré que podía seguir dedicándose a la actuación en el último ensayo que compartimos. A mis hijas y familia se las presenté como hermana. Trabajó en una película conmigo sin cobrar un solo peso, me dijo que dispusiera de los recursos que generó al haberla vendido en Europa, lo que hice fue sacar una nueva copia para que ésta llegara a muchas más personas. Sé que la gente no recordará un momento así, yo lo tengo siempre presente en el corazón, ese gesto significó una profunda huella en mi alma”, agregó.
Luz María Meza la considera como muchas generaciones de actrices y actores una docente disciplinada, generosa, puntual y entregada a servir a los demás, porque así consideraba su labor como actriz, un oficio. Ella se llamaba a sí misma oficial por compartir todos sus conocimientos a sus alumnos. “La última vez que fuimos a ver a La Roela, Meche y yo le llevamos unas fotos y pusimos nuestros nombres detrás con la frase por si se te olvida; ya que no sabemos si vamos a volvernos a ver, amiga. Siempre estuvimos cerca, hablando por teléfono y teníamos certeza de contar con alguien tan comprensiva y amorosa como confidente”, concluyó.
Adriana Roel perteneció al elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro en las administraciones de: Celestino Gorostiza, Héctor Azar, José Solé, Luis de Tavira, Enrique Singer y finalmente Aurora Cano, siendo reconocida en 2008 como: Actriz de número. “Desde su fundación fue parte de la Compañía Nacional de Teatro. La primera ocasión fue en el montaje El examen de maridos, de Juan Ruiz de Alarcón, con la dirección de Héctor Azar, el 18 de octubre de 1972, durante el Festival Internacional Cervantino (FIC).
En la CNT se le reconoció como actriz de número desde su reestructuración, en 2008. A partir de ese momento participó en las puestas en escena: Ser es ser visto, Ni el sol ni la muerte pueden mirarse de frente, Edip en Colofón, Natán el sabio, Ilusiones, Coriolano II, El trueno dorado, El infierno, Instrucciones para ir al cielo, Memoria y en la lectura dramatizada La casa de Bernarda Alba.
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