Por: Paulina García M.
Sin duda, Julio Cortázar no se equivocó cuando dijo: “regalos insignificantes como un beso en un momento inesperado, o un papel escrito a las apuradas, pueden ser valorados más que una joya”, y es que, en medio de la pandemia, muchas personas han comenzado a entender la importancia del contacto físico.
Los besos han sido a lo largo del tiempo el lenguaje universal del amor, tanto los de los padres a hijos, los que se dan entre seres queridos, así como los besos románticos y los más apasionados; es por ello que se escogió el 13 de abril como el día internacional para celebrarlo.
Se eligió esta fecha en el año 2011, cuando en Tailandia, con el motivo de festejar el día de San Valentín, se realizó el primer concurso del beso más largo de la historia, los ganadores batieron un récord con una increíble duración de 46 horas, 24 minutos y 9 segundos, mismo que fue superado un año después por una pareja gay, con un tiempo de 50 horas, 25 minutos y 01 segundo.
Sin embargo, la primera pareja no estuvo dispuesta a perder su título ganador y en el 2013 volvieron a superar el récord besándose durante 58 horas, 35 minutos y 58 segundos.
En el tiempo de duración del concurso, los participantes no podían sentarse e incluso no debían parar de besarse cuando tomaban agua con un popote o cuando iban al baño. Asimismo, los concursantes tenían como requisito fundamental demostrar que estaban casados o mostrar una carta escrita por los padres de ambos, en la que se corroborara que mantenían una relación formal.
Actualmente, este concurso sigue teniendo gran éxito en Tailandia y otras partes del mundo y aunque este año no se pudo celebrar, se espera que el próximo sí. De igual manera, los medios y las redes sociales no se han olvidado de mencionar la conmemoración de este día para recordarles a las personas la importancia de la expresión humana e íntima que representa por sí mismo el beso.
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