Cuando comenzamos a vivir en pareja, hay cosas que nos resultan mas difíciles que otras, una de ellas es soltar la idea de que siempre tenemos la razón, otra de que aquello que hacemos es por el bien de nuestra pareja, otra es querer estar al tanto en todo momento de ella, saber que hace, con quien esta, todo bajo “un falso cuidado” –es por su bien- decimos, y quizá así sea, pero hoy quiero invitarlos a que reflexionemos como es nuestro cuidado para con el otro, y quizá, si usted así lo quiere, comience a acompañar a su pareja.
Desde pequeños pensamos que el centro del mundo está justo debajo de nuestros pies, así no lo hacen creer nuestros padres, es en la escuela donde tratamos de comprender que hay más personas en el mundo, con ayuda de nuestros maestros (debiera ser), aceptamos que hay muchas más personas en el mundo igualmente valiosas.
La cosa se complica cuando encontramos a la persona con la que decidimos compartir latidos, tiempo, enojos, alegrías, amor, sexo, vacaciones, cenas, (y anexe aquí todo lo que usted comparte con la suya). El problema real es que en el proceso de enamoramiento (si señores, es un proceso) nos vamos confundiendo y comenzamos a creer que el otro es nuestro.
Nada más falso querides, las personas somos libres y en el ejercicio de nuestro amor tenemos que seguir siéndolo, amar es libertad, aunque nos duela, aunque no lo comprendamos (por eso existe la terapia), somos tan libres juntos o separados, eso si, cuando decidimos compartir vida en pareja nuestros compromisos cambian.
Vivir en pareja implica respetar los tiempos y los espacios de nuestra pareja, ¿cómo entender esto? Escribirlo, créanme es fácil, ponerlo en práctica es otra historia, pues sucede que en este deseo de querer “cuidar” al otro, comenzamos a decidir lo que a nuestro punto de vista es “mejor” para el o ella, dejamos de preguntar (si es que alguna vez lo hicimos) de tomar opinión de nuestra pareja, pero comenzamos también a querer ir más allá, revisar de vez en cuando el teléfono nada más por querer saber que nadie la o lo este acosando, ¡falso! Es en realidad nuestro deseo disfrazado de querer que no hable con nadie más que con nosotros, eso no se llama cuidar, eso es querer controlar, y no amigues, el control termina asfixiando.
Nos resulta difícil dejar que nuestra pareja tenga amigos, platique con otras personas, nos duele que salga sin nosotros, no toleramos la idea de que pueda coquetear con alguien más, CONFIANZA se llama, y esta no se vende en las tiendas de la esquina, esta se trabaja en terapia, se alimenta día con día, confianza primero en nosotros mismos, si no la tenemos, vamos a pasarla muy mal en nuestras futuras relaciones.
Si ustedes han atravesado por alguna circunstancia aquí descrita les invito a preguntarse ¿cómo es que cuidan a sus parejas? ¿de verdad cuidar es controlar hasta la forma en la que se viste “para que no te falten al respeto”? una cosa es cuidar que no coma tanta sal si es hipertenso otra muy distinta es cuidar el tiempo exacto que hace del trabajo a la casa.
Les propongo que comencemos a acompañarlos y que nos dejemos acompañar, esto implica estar pendiente del otro hasta donde este no lo permita, no invada espacios, mejor construyan nuevos entre los dos, como pareja, nos siempre deben ir a comer a la casa de los suegros, se vale romper la rutina, es necesario por la vida de la pareja, acompañarse en las reuniones no implica que deban estar juntos, con un mensaje o una llamada de que ambos se encuentran pasándola bien es suficiente, planeen salir de fin de semana, láncense al zoológico, no cocinen diario, pídanse comida y aplástense a ver la serie que a ambos les guste, las elecciones de los lugares que visiten se harán de mutuo acuerdo, se vale preguntar cuando algo nos incomode, se vale exigir que se respeten los tiempos y acuerdos tomados, PERO (con mayúsculas) no haga usted conclusiones basadas en sus suposiciones (Raúl, por amor de Dios, lee y re-lee estas líneas).
Que el cuidado que tienes para con tu pareja sea eso, un cuidado genuino, donde ambos se acompañen, se admiren, se valoren, se encuentren y digan: estoy en el lugar correcto, y que lo único que tengan que cuidar sea a la relación, para que crezca, para que se sane cuando existan heridas, es nuestra relación la que si debe estar al cuidado de ambos. Las personas nos cuidamos solas, pues somos únicamente nosotros los responsables de nuestra decisiones, de aquello que hacemos y de aquello que dejamos de hacer, en cambio en pareja nos debemos acompañar a descubrir la vida.
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Nos leemos en otra sección de #sexualizate
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