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No hay salvación, solo existe el vacío en «Esperando a Godot»

* De Samuel Beckett, bajo la dirección de José Luis Cruz

* Del 27 de junio al 26 de julio en el Teatro El Granero Xavier Rojas del Centro Cultural del Bosque

CIUDAD DE MÉXICO, 27 de junio de 2022.- Dos marginales, Estragón y Vladimir, inventan una serie de juegos para transitar por la vida y hacerla lo menos aburrida posible mientras se debaten en la espera de alguien que nunca llega: Godot, el tiempo inexistente. El azar los lleva a encontrarse en el vértice del abismo, espacio poético temporal llamado teatro, con Pozzo y Lucky que representan la decadencia y la maldad con la que el ser humano ha tratado a sus semejantes y con un niño que encarna la estúpida inocencia.

La Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Teatro, presentan Esperando a Godot, de Samuel Beckett. Recuperar el sentido esencial del teatro, que es el actor, es el objetivo de José Luis Cruz en esta obra que dirige, la cual será escenificada en el Teatro El Granero Xavier Rojas del Centro Cultural del Bosque, a partir del día de hoy y hasta el próximo 26 de julio, los lunes y martes a las 20:00 horas.

“El actor como agente creativo contiene su lenguaje propio, autónomo del dramaturgo, del director, del escenógrafo, etc. Ese actor nos lleva a su universo interior existencial, a la complejidad de sus emociones y sensaciones, y es multidimensional, porque habita en su esfera microcósmica y al mismo tiempo comparte la llamada aldea global y la relación actor-espectador”, refirió José Luis Cruz.

“El trabajo con la compañía se dio de forma multifactorial, al tomar en cuenta la experiencia expresiva de mis actores, que son al mismo tiempo directores, dramaturgos, productores, iluminadores y rebeldes antisistema; anarquistas que hay que seducir para encauzarlos a un lenguaje con muchísimos significantes”.

“La seducción es fundamental cuando nos enfrentamos a la nada; al despropósito del sistema que rechaza a este tipo de actor y lo margina. En ello había que empatar el universo de los personajes de Beckett y rediseñarlo a la medida de mis actores”.

Este montaje muestra a personajes que insistentemente buscan un espacio para su encuentro con Godot, mientras que el azar los lleva a hallarse en el vértice del abismo, en un espacio poético temporal llamado teatro, con otros personajes que representan la decadencia y la maldad con la que el ser humano trata a sus semejantes. Para Beckett no hay salvación, solo existe el vacío.

“El actor encuentra a su doble al compartir con su intuición e inteligencia un tema con los diálogos del dramaturgo y penetra al texto a través del director para conectar una diversidad de universos compartidos, lo que resulta en un territorio autónomo que ya no pertenece a nadie más que al actor y a ese doble que lo espera cada noche para ser habitado”.

Esperando a Godot es un teatro de posguerra existencialista. La propuesta de José Luis Cruz es recrear el contexto de la violencia en el cual no hay de dónde asirse. El texto es un parteaguas de la dramaturgia y cima de la corriente del teatro del absurdo, donde los personajes hallan una fuerza motriz que los mueve al conflicto, que no es convencional, y canalizan la energía por medio de elementos cercanos al clown y la farsa.

“La expectativa es que el público habitual vea una propuesta diferente llena de paradojas que reflejan la enorme diversidad de reflexiones contenidas en el teatro mal llamado del absurdo; que se pueda confrontar con este texto que tiene vigencia y penetración en el mundo actual”, finalizó José Luis Cruz.

En escena participan Evaristo Valverde, Alicia Jiménez, Carlos Mendoza, Gerardo Martínez (Pichi) y Sergio Acosta. La producción, el vestuario y utilería son de Ainé Martelli, mientras que el diseño de iluminación es de Lucía Geraldo.

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