Por Paulina García M.
La aparición de ciertas especies de animales cerca de las zonas urbanas, en ocasiones puede provocar el rechazo por parte de los habitantes. Tal es el caso de las musarañas (Sorex saussurei), las cuales tienen un parecido con las ratas y por ello propician pánico y repulsión en los ciudadanos, quienes las atacan con piedras, escobas o zapatos.
Las musarañas se caracterizan por tener un hocico en forma de embudo y un increíble olfato, suelen ser de color café y su cola no tiene pelo. En cuanto a su carácter, las distingue su mal humor, pues son seres agresivos y territoriales que suelen defender su hogar si encuentran a otro animal cerca de este sitio o de sus crías. Asimismo, tienden a invadir las madrigueras de ratones o topos y quedarse a habitar en ellas.
Actualmente, podemos encontrar a esta peculiar especie al sur de la CDMX, en sitios como el Bosque de Tlalpan, el Pedregal de San Ángel, el Parque Nacional Cumbres del Ajusco y en algunas regiones de Milpa Alta.
Cabe señalar que las musarañas se estresan con facilidad, por lo que al ser agredidas o experimentar un susto, pueden morir de estrés. De igual forma, su población está disminuyendo, pues los incendios forestales, así como el avance agrícola en la región donde coexisten, son las principales amenazas para su supervivencia.
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