Hoy, para muchos, relacionarse sexualmente con su pareja tiene un único sentido: penetrar, ser penetrada o ambas (no se limite). Hemos genitalizado tanto nuestro placer, que cuando no logramos meterla (disculpen el lenguaje soez) sentimos que algo nos falta, que como que sí, pero como que no estamos completos.
Y es que para los mexicanos y muchos otros, tener una relación con penetración es sinónimo de éxito en la relación, nada más alejado de la realidad. Si, podemos hacer el amor con caricias, con besos, con apapachos (acariciar con el corazón), con palabras y con acciones.
Casi estoy seguro que pocos lo habían pensado, sucede que en estos suelos de asfalto, en este mundo líquido y en estas relaciones al vapor en donde lo que menos nos sobra es el tiempo, el mete y saca, se ha vuelto el pan de todos los días (bueno a quien le toque diario), el rey de los intercambios sexuales, la manera por excelencia de sentir que cumplimos y peor, que sentimos que nos cumplen y ojo, no digo que un rapidín por la mañana (o a la hora que le plazca) este mal, ponerle adrenalina al acto sexual es muy placentero.
Pero señores, pónganle unos centímetros de creatividad, pensemos entonces: si disfrutamos tanto del sexo, si nos encanta meterla, que no la metan o ambas ¿Por qué hacer que dure sólo unos minutos? ¿por qué dejar de lado todos los centímetros de piel de nuestra pareja que no usamos? No le parece a usted que sería mucho más placentero tomarnos el tiempo en cada caricia, ser cuidadosos en como brindamos un masaje relajante previo, elija con cuidado el conjunto de palabras que susurrará a su pareja mientras estén juntos.
El arte del mete y saca es, en muchos casos, un acto machista, egoísta, donde solo es él (hombre) quien se preocupa por alcanzar su placer, dejando de lado (anulando) el placer de su pareja. Pero les cuento un secreto: hombres que se dedican únicamente a darle placer a su “amiguito” se están perdiendo de muchas más posibilidades de experimentar placer, están dejando de lado la posibilidad de disfrutar junto con su pareja de muchos momentos que los pueden llevar a construir una relación más fuerte. Se vale pasar una tarde abrazados contándonos nuestro día a día, se vale salir juntos al cine y compartir las palomitas, se vale salir con el otro aunque no tengamos un plan, el plan es estar juntos, se vale quedarnos mirando y perdernos en las miradas de nuestra pareja, eso, eso también es intimar, mostrar nuestro interior nos volverá más humanos frente a nuestra pareja, quizá menos perfectos, pues en nuestra esencia también van incluidos nuestros defectos, pero eso nos hará también más reales frente a ella.
Piense usted en tocar el alma de su pareja, en amarla así, con lo que le ofrece, pero si con eso a usted le parece poco, también se vale pedir, no olvide que en la medida que usted da estará en posibilidad de pedir.
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