Charity Sutte, una joven norteamericana de 21 años, contó la horrible experiencia que vivió cuando tenía cuatro, tras ser rociada con gasolina como método para eliminarle los piojos.
En un reportaje realizado por el diario británico The Sun, la joven reveló que el inusual método fue idea de su abuela, pues según la señora, la gasolina funcionaba mejor que cualquier otra cosa.
Así que, la madre hizo caso a la recomendación y extrajo gasolina de una podadora para untarla sobre sus dos hijas. Sin embargo, la mujer encendió un cigarrillo y una de las cenizas incendió a Charity, que acabó con quemaduras de tercer grado en un 60% del cuerpo.
“Bajamos las escaleras y ella comenzó a cocinar la cena en la estufa. Fui a hablar con ella pero estaba fumando un cigarrillo y la ceniza cayó sobre mi cabello», relató.
Aseguró que, 17 años después, no perdona a su madre y abuela. Asimismo, dijo que le gustaría ser enfermera para ayudar a los pacientes con quemaduras.