El año pasado conocí a Andrés, el bailarín, en aquel momento me platicaron que un día lo encontraron con una de las manos colgando, había estado así durante dos semanas en pleno grito de dolor y sin ninguna atención.
El Doctor Arturo Ortiz y la Psicóloga Gabriela se lo llevaron al hospital, en el cual no lo quisieron atender, los hicieron esperar horas, hasta que un doctor que lo había visto en la calle, se enteró que no lo dejaban pasar porque no traía la famosa hoja rosa y peor aún, era alguien en condición de calle; la primera atención de urgencia fue en la banqueta.
A un año de conocerlo y verlo bailar con el sonidero en la Plaza de la Solidaridad en el Centro Histórico de la Ciudad de México, me permitió acercarme más, así fue como comenzó a platicar parte de su historia.
Tiene 47 años y los recuerdos de su juventud se mezclan con los años que ha vivido en la calle.
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