* Una historia de Eugene Ionesco escrita en 1952, bajo la dirección de Eduardo Ruíz Saviñón.
* Se presentará en el Teatro Orientación Luisa Josefina Hernández, hasta el próximo 26 de julio
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de junio de 2022.- Las sillas es una obra escrita en 1952 por Eugene Ionesco. En ella, el autor se burla de la inutilidad de la existencia misma, así como del afán de trascender; del matrimonio como institución, el auto engaño, el abandono, la mediocridad y la frustración. Sus protagonistas, encerrados en sus fantasías, ya no les queda más que apresurar su muerte, exhibiendo al mismo tiempo su propia decadencia y la del género humano.
La Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Teatro y la compañía Teatro Gótico, presentan Las sillas, de Eugene Ionesco con dirección de escena de Eduardo Ruíz Saviñón y las actuaciones de Cora Cardona, Rodrigo Mendoza y Sergio Rued.
La temporada de esta puesta en escena será hasta el próximo 26 de julio, con funciones los lunes y martes a las 20:00 horas, en el Teatro Orientación Luisa Josefina Hernández del Centro Cultural del Bosque.
Esta puesta en escena muestra a dos viejos aislados en una torre. Ellos justifican los fracasos de su vida y al mismo tiempo crean personas imaginarias de todo tipo. En algún momento se encuentran ante una multitud de sillas vacías y llega el orador: la liberación.
En entrevista, el director de escena compartió cómo surgió la idea para llevar a cabo este montaje: “Nuestra compañía se inspiró en la obra que realizó Alejandro Jodorowsky en los años sesenta. Este es un trabajo donde un par de viejos realiza el esfuerzo de hablar con otros acerca de la vida humana, de comunicarse con el otro, pero terminan hablando consigo mismos. En este contexto, Las sillas manifiesta claramente la búsqueda desesperada de un sentido, es una obra sobre el vacío ontológico”.
“Ionesco creó un mundo verdaderamente absurdo al que a veces mira con profunda dulzura, y a veces, con una crueldad inmisericorde, valiéndose siempre de un humor ácido que no da tregua a la sociedad en su conjunto, creando situaciones inverosímiles, diálogos incomprensibles, personajes avasallados por su entorno, enredados en sí mismos, caídos en una trampa; casi siempre buscando salidas que saben que no van a encontrar”, finalizó Ruiz Saviñón.
En esta puesta en escena los personajes tienen la posibilidad de ver lo insólito. Hay dos momentos relevantes; uno cuando se siente sorpresa y admiración ante las cosas, el segundo, la angustia de que esa sorpresa dura poco tiempo.
La elección de la música estuvo a cargo de Rodrigo Mendoza, mientras que el diseño de iluminación es de Eduardo Ruiz Saviñón.