Por: Paulina García M.
En los últimos tiempos, los celulares se han vuelto casi una extensión de nosotros mismos, siendo una constante las selfies y las fotografías en cada evento de nuestra vida, ya sea en fiestas, viajes, comidas, conciertos, visita a museos o a cualquier lugar.
Sin embargo, de acuerdo con estudios recientes, lo anterior puede acarrear ciertas consecuencias, pues en lugar de recordar un hecho y ejercitar nuestra memoria, basta con echar un vistazo a las fotos que tomamos. De igual manera, está comprobado que cuando capturamos imágenes, no logramos disfrutar y centrar al cien por ciento nuestra atención en los sucesos que estamos experimentando, por lo que nos quedamos con un recuerdo más pobre del evento.
Así que, además de que no disfrutamos con todos nuestros sentidos la vivencia, al grabar o tomar fotos, dejamos de poner a trabajar a nuestra memoria, lo cual puede entorpecer la habilidad para recordar otras cosas en nuestro día a día.
Por ello, es importante que la próxima vez que vayamos a algún evento, nos olvidemos un rato del móvil y nos enfoquemos en disfrutar todo lo que ocurre en su máximo esplendor.
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