Una puesta en escena fuera de lo común del clásico de Andrew Lloyd Webber presentada por Alejandro Gou pero con un toque modernista y traducido por la ya tan queridísima Julissa, dió inicio pasadas las 20:30 hrs con más de 30 artistas en escena con una emotiva obertura dando lugar a un Judas, que a mi parecer ha sido una de las mejores interpretaciones que he visto, llevada a cabo por el talentoso Erik Rubin, vaya sorpresa me he llevado al ver su desenvolvimiento escénico y con una voz que hizo retumbar al Centro Cultural Teatro en 1 en cada interpretación. La obra iba in crescendo al ver a Yisus interpretado por el amado chileno Beto Cuevas y María Magdalena por la talentosísima María José.
El juego de voces que denotaron Caifás y Annás fue dando el toque intenso a la función, cuando de pronto aparece en escena Pilatos interpretado por Leonardo de Lozanne, y para quien piense que sería el concierto de Fobia, Leo dió a relucir sus artes histriónicas dejando con la boca abierta a más de cien y con suspiros a más de doscientas. De pronto aparece Simón interpretado por Kalimba, quien como siempre, dió a relucir su maravilla voz y carisma, dando frescura a la escena. Obviamente no podemos dejar a un lado a Yahir quien dio vida a Pedro, hay que ver el crecimiento artístico que ha tenido el ex integrante de la Academia.
El juego de luces, música en vivo y apoyo de tecnología como el mapping, pantallas led, música en vivo, coreografías a cargo de María Meneses, vestuario diseñado por Sol Kellan y un escenario diseñado por Jorge Ferrari, dieron una experiencia maravillosa por el afamado Director Nick Evans quien ha llevado ésta obra en otros países. Después del intermedio todas las personas esperaban la cereza del pastel con la canción Gersemaní con una emotiva interpretación del querido Beto Cuevas. Pero cuando se creía que la intensidad había pasado, entra en escena el invitado especial, Enrique Guzmán quien reviviendo a Herodes, en una escena charlestonesca, retomó el ánimo de todas las personas que asistieron. De pronto se retomó la fuerza de la obra con la muerte de Judas en un juego de luces rojas, que por cierto hay que reconocer el trabajo de Jason Kantrowitz quien se encargó del diseño de iluminación y de ahí para el real con el juicio ante Pilatos en donde azotan a Jesús (y que conste que no estaba en mi obra cuchi cuchi, ya no sabía si llorar o mojar la pantufla). Cuando aparece Judas con las Soul Girls en atuendos rojos (muy sexys he de decir) para dar paso a la crucifixión en la cual no sabía si aplaudirle a Beto Cuevas, a los del diseño de pantallas led, a la escenografía o a toda la cantidad de emociones mezcladas como mojito.
Llegando al final de la función las palmas se las llevaron (en orden) Erik Rubín, Kalimba, María José y todo el elenco que ha logrado que el teatro mexicano siga con vida y al nivel del cualquier puesta en escena a nivel mundial. Pero eso no fue todo, para sorpresa de muchos, personas del equipo del mismo Andrew Lloyd Webber estuvieron presentes para dar palomita a la obra por parte del Really Useful Group. Para finalizar nos fuimos al cóctel de festejo y aclaro que tampoco acabé como la encuerada de Avándaro, pero eso sí, muy contenta compartiendo puntos de vista con mi querido amigo Álvaro Cueva. Hasta aquí mi reporte y espero leer sus comentarios cuando puedan ver esta producción.
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