Por Paulina García M.
A veces, físicamente estás trabajando en la oficina, pero mentalmente estás en la playa con un agua de coco en la mano, mientras contemplas el vaivén de las olas y el sol resplandeciente en el agua; en esos momentos sólo basta imaginarlo para experimentar una sensación de bienestar.
Las vacaciones son necesarias para todos y en el caso de las visitas al mar, además de ser una experiencia agradable para nuestros sentidos, recientes estudios han confirmado que los sonidos agradables del mar propician que se estimule la corteza prefrontal del cerebro, la cual es el área que se encarga de las emociones y de la reflexión personal. De forma que, este ambiente regula nuestro nivel de serotonina, provocándonos tranquilidad y ayudándonos a poner en orden nuestras ideas.
De igual manera, el sonido sublime que producen las olas, nos hace pensar inconscientemente en los latidos del corazón, ello nos remite al momento en que estábamos dentro del vientre materno, lo cual nos hace sentir protegidos.
Así mismo, cuando nuestro cuerpo entra en contacto con el agua del mar, la arena y toda la gama de sustancias marinas, experimentamos una especie de masaje producido por el golpeteo de las olas contra nosotros, esto nos brinda una relajación muscular.
Sumado a lo anterior, otros efectos que los minerales del mar tienen en nuestro cuerpo, son que: “la acción antialérgica sobre la piel y el aparato respiratorio; la fijación del calcio en procesos de osteoporosis; la mejora del ritmo cardíaco y la mejora de la función muscular”, así lo afirma Araceli Muela García, especialista en hidrología médica.
De forma que, la próxima vez que prepares tus maletas para escaparte de vacaciones, no dudes de escoger como destino la playa, pues es cierto el dicho que afirma que “en el mar todo es felicidad”.