Fernando Avilés Serret, egresado de Ingeniería Biomédica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, desarrolló una cápsula para el traslado, en ambulancias o dentro de hospitales, de pacientes con enfermedades altamente contagiosas, como el COVID-19.
Este dispositivo, denominado ‘Cápsula XE’, aumenta la seguridad del personal médico y externo que está en contacto con enfermos de coronavirus, al evitar que sean contagiados por los pacientes, en tanto éstos permanezcan dentro de la cápsula.
Desde hace un año, Fernando ya trabajaba en el desarrollo de la ‘Cápsula XE’, con el fin de que fuera usada en el trasporte en ambulancia de enfermos de tuberculosis o meningitis, pero ante los altos números de contagios de COVID-19 en el mundo, se dio a la tarea de afinar algunos detalles al prototipo que ya tenía listo en noviembre de 2019, para dar paso a la producción en serie.
El ingeniero explicó que la cápsula es propiamente un domo, hecho de plástico y textiles, que es operada por un controlador electrónico, que por efecto venturi (fenómeno que se utiliza en la hidráulica para generar presiones negativas) reduce la presión atmosférica dentro de la cápsula al generar un vacío interno del aire.
El domo mantiene hermética a la cápsula, característica que es aumentada por el efecto venturi, que hace que todo el aire del exterior que circula alrededor de la cápsula entre a la misma (al ser atraído debido a que la presión en la cápsula es menor que afuera), lo que significa que si el paciente tose o estornuda la cápsula impide el esparcimiento de las partículas de saliva, y atrae hacia adentro el aire circundante; para de esta manera evitar los contagios.
Ya que el efecto venturi dentro de la cápsula es como poner una aspiradora dentro de una bolsa de plástico, a la cual le chuparía el aire hasta dejarla totalmente sin éste, el controlador evita el colapso de la cápsula, y por ende impide que los pacientes dentro de la misma se asfixien, pues nunca les falta el aire necesario para respirar.
Asimismo, antes de que se incorpore al exterior el aire del interior de la ‘Cápsula XE’, éste se pasa por un filtro de aire de alta eficiencia (HEPA, por sus siglas en inglés), que al ser capaz de retener partículas muy pequeñas, reincorpora al ambiente un aire totalmente limpio; lo que garantiza la seguridad sanitaria de las personas que están afuera de la cápsula y en contacto con los pacientes, como paramédicos, médicos, enfermeras y camilleros.
Como en México lamentablemente todavía no se cuenta con salas de aislamiento grandes en los hospitales, y los equipos de protección a veces tienen defectos, no están bien hechos, se agotan o simplemente no hay, el hecho de contar con una ‘Cápsula XE’ y meter a un paciente en ésta, por lo menos garantiza que ningún virus o bacteria saldrá de ella, señaló Fernando Avilés.
Y es que, agregó, acciones comunes como por ejemplo, mover a un paciente del piso de terapia intensiva a aquel donde se encuentra el tomógrafo, para ver cómo va su neumonía, implica ir esparciendo gérmenes en el elevador y en los pasillos, y así exponer al contagio a otros pacientes, al personal de vigilancia o quienes están en los mostradores; un riesgo que elimina totalmente la cápsula, al ser un mecanismo de aislamiento confiable.
Cruz Roja y Secretaría de Marina ya usan la ‘Cápsula XE’
Además de ingeniero biomédico especializado en instrumentación médica, Fernando Avilés Serret es paramédico (fue socorrista en la Cruz Roja Mexicana), fundador de Iberomed –servicios paramédicos voluntarios de Santa Fe, ahora llamado Sistema Universitario de Urgencias Médicas (SUMA)- y director fundador de XE Ingeniería Médica.
XE Ingeniería Médica es una empresa dedicada, entre otras cosas, al traslado de pacientes en ambulancias y al diseño de equipo médico, como la ‘Cápsula XE’ o como un módulo de transporte para bebés, incubadora que hace diez años desarrolló el egresado de la IBERO, y que sirve para protegerlos del medio ambiente.
Respecto de la ‘Cápsula XE’, precisó que ya se ha iniciado su proceso de registro ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI); y cumple con toda la normatividad mexicana para los dispositivos médicos, en cuanto a su proceso de fabricación, de calidad, su uso y su seguridad eléctrica.
La cápsula es reutilizable, al ser lavable, debido a que está hecha con materiales muy resistentes. Por ejemplo, usa las mismas cintas para sellar los ductos de ventilación de los aviones. Para su limpieza, la cápsula emplea un lavado especial con jabones enzimáticos, que es la misma técnica empleada para asear un quirófano después de una operación.
Sobre su durabilidad, dijo que en XE Médica Ambulancias han sometido a algunas de sus cápsulas hasta a 30 ciclos de lavado -es decir, que las han utilizado con 30 pacientes distintos- y aún son útiles, al no presentar mucho desgaste, aunque claro, éste depende de qué tanto la cuide el usuario. Sin embargo, en el peor escenario, si el domo ya está muy desgastado, se puede reemplazar sólo éste, lo que resulta económico, pues lo más costoso de la cápsula es el controlador.
Además de aislar a pacientes con enfermedades altamente contagiosas, la cápsula tiene otra función que es exactamente todo lo opuesto, pues puede ser usada en personas que fueron sometidas a un trasplante de órgano y que al estar ingiriendo inmunodepresores necesitan protegerse del medio ambiente.
“Si la ponemos en la modalidad reversa, sirve para proteger al que está adentro de lo que está afuera, porque le va a meter solamente aire filtrado. Entonces tiene dos funciones: puede usarse para pacientes infectocontagiosos, en modo negativo; y se puede usar para pacientes inmunodeprimidos, en modo positivo”.
La ‘Cápsula XE’ ya se comercializa en el mercado (actualmente, XE Ingeniería Médica fabrica entre 100 y 120 de estos dispositivos por semana), donde se ofrece a un precio de casi dos mil dólares, ya con todos los impuestos y cargos que se aplican a la venta de equipos médicos.
Su efectividad es tal, que el egresado de la Universidad Iberoamericana mencionó que entre las instituciones que han adquirido la ‘Cápsula XE’ se encuentran el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), la Cruz Roja Mexicana y la Secretaría de Marina, que emplean este dispositivo para proteger a su personal médico y para mover a los pacientes dentro de sus instalaciones, en sus ambulancias o hasta en helicópteros, como hace el personal de la Armada de México.
Información: Boletín Ibero.
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