Un día como hoy, 11 de febrero pero de 1931, Antonieta Rivas Mercado, hija de Antonio Rivas Mercado, arquitecto que construyó el monumento al “Angel de la Independencia de México”, se quitó la vida en la mundialmente conocida Catedral de Notre Dame en Paris.
Antonieta fue una niña de buena crianza. Tuvo un ambiente cultural privilegiado donde aprendió, música, danza y otras bellas artes. Antonieta nació en 1900 y en 1926, ya estaba rodeada de artistas como Xavier Villaurrutia y Salvador Novo. Tras la muerte de su padre (1927), Antonieta recibió una gran herida, pero también una gran herencia cuyo caudal daba para financiar el nacimiento del Teatro (experimental) “Ulises” en la Calle de Mesones Centro de la Ciudad de México; la creación de la Orquesta Sinfónica de México y de apoyar obras de música y pintura de varios exponentes contemporáneos como Carlos Chávez, Manuel Rodríguez Lozano y varios más.
La suerte de Antonieta no radicaba solo en su desarrollo individual que para su época, como mujer le era vedado todo lo laboral además de sus derechos fundamentales. Algo más importante fue el enfrentar a sus 19 años el divorció de su esposo Albert Edward Blair, con quien había procreado un hijo: Donald Antonio (Toñito) del quien había perdido la custodia.
Antonieta conoció a José Vasconcelos, político mexicano creador de la Secretaría de Educación y candidato a la presidencia de ese entonces (1929), vinculándose a él políticamente y como consecuencia sentimentalmente. Tras la derrota de Vasconcelos por el Partido Oficial – lo que muchos consideraron un fraude electoral – hizo que Antonieta saliera del país en un estado de salud desgastado y triste.
Posteriormente su relación solo tuvo desencantos y la noticia de su suicidio inundó los periódicos Parisinos al quitarse la vida de un disparo en la Catedral de Notre Dame.
Este drama podría llevarse a una novela, sin embargo invitando a la reflexión, todo indica que existen comportamientos y estados de salud depresivos o de ansiedad que llevan al deseo del suicidio. Y para ese entonces, no era evidente la ayuda psicológica, médica y social que podría haber recibido Antonieta y de la que hoy gozamos a casi un siglo de distancia.
Antonieta no gozó del derecho a cuidarse los unos de los otros que además de ser una acción de generosidad, es deber de humanos.
Hoy recordamos a Antonieta Rivas Mercado para que descanse en paz.
Fuente: https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/el-suicidio-de-antonieta-rivas-mercado-en-la-catedral-de-notre-dame-en-paris