Los niños y las niñas suelen ser vistos por la sociedad como seres incompletos supeditados al deseo y a veces capricho de sus padres, en este sentido, la violencia y la negligencia no sólo es aceptada como parte de la normalidad, sino que día a día se violentan sus derechos sin que los mecanismos jurídicos sean suficiente. Les pondré algunos ejemplos.
Una pareja feliz decide tener un hijo, años después el amor se torna obscuro e inicia una batalla por la custodia del menor. Pasan años entre sustracción del menor de un estado a otro del país a la edad de 4 años y la violación al derecho de convivencia con su madre y la familia de su madre. Se inicia denuncia penal por maltrato. Ahora el niño tiene 10 años y las personas que deberían brindar amor y seguridad se disputan su custodia. ¿Cómo te sentirías si fueras él? Yo no he podido dormir desde que me llego el asunto…
En esta misma ciudad, otra pareja feliz decide procrear. Pensaron que su amor sería suficiente para vencerlo todo, pero con la llegada de las cuentas, la compra de víveres, pañales y demás necesidades, el papá desaparece. Pasan los años, el hijo ahora tiene 15 años y quiere viajar a Nueva York, ser DJ, ya es suficiente la huella de abandono para un adolescente, pero no puede salir del país sin la autorización de su padre… Sí, la autorización de ese padre que ni da pensión ni visita y además se ignora su domicilio.
Otra pareja feliz, tiene una hermosa niña. El amor es breve. Se separan, poco a poco él se desentiende de gastos y la convivencia es escasa. Ella inicia una nueva relación, todavía no es estable ni están casados, pero ya desea cambiarle el nombre a su hija para que llevé el apellido de su actual novio, ¿para qué?
Podría contar más historias de parejas felices que tuvieron hijos pero poco control para dejar de largo disputas personales y dar a sus hijos amor y estabilidad emocional; pero prefiero que reflexiones y me ayudes a compartir la idea central: “Los niños y las niñas son personas y tienen derechos, sí, sin importar si tiene 2, 5, 8 o 14 años”.
Los niños y las niñas no son seres incompletos ni mucho menos de la propiedad de nadie, incluidos sus padres. Tienen derecho a la identidad que significa ser registrados, llevar un nombre, tener apellidos, nacionalidad, parentesco y relaciones familiares a partir de la filiación; tienen derecho a convivir con ambos padres, a alimentos, a estabilidad, a escuchar su voz en los procedimientos judiciales.
Tu misión como padre o madre es amarlo, y amarlo significa no violentar sus derechos ni decidir por él o ella, no sólo porque es lo correcto sino porque violentar sus derechos es violencia.
La violencia dificulta formar vínculos afectivos permanentes y positivos con otras personas. La violencia del adulto en contra del niño o la niña lleva al terror infantil, el terror infantil lleva al enojo del adolescente y el enojo del adolescente con demasiada frecuencia lleva a la rabia del adulto, tan destructivo para otros como para sí mismo. El terror, el enojo y la rabia no son ingredientes de calles seguras, familias fuertes ni comunidades cariñosas.
Agradezco el espacio a la Sra. Tapia, me presento. Mi nombre es Angélica Meza, fundadora de Amigos la revista, A.C. y una encantadora abogada experta en derechos de niñas, niños y adolescentes. Si tienes una pregunta puedes dejarla en los comentarios de este post o bien, escribirme a mi correo angelicameza@amigoslarevista.com
¡Sean felices!
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