Por Jorge Augusto Peña
La lucha contra el terrorismo yihadista involucra cada vez a más naciones
Las autoridades nigerianas dieron a conocer que fueron rescatados 344 niños que secuestraron miembros de Boko Haram, el grupo terrorista que reside en el noroeste de África desde principios de este siglo.
Los niños fueron secuestrados por ser parte de una escuela secundaria que representa la «educación occidental», así que fue una manera de expresar el rechazo que hay por parte de grupos yihadistas a la inclusión de otras culturas en su vida.
El radicalismo que representa el Islam-político ha sido motor de un sinfín de actos inhumanos, como la reciente masacre que ocurrió en un campo de fútbol de Cabo Delgado en Mozambique; un lugar donde adolescentes se congregaban para practicar un deporte, fue invadido por yihadistas y lo convirtieron en el escenario del desmembramiento de más de 50 personas jóvenes. Por añadidura quemaron sus viviendas y raptaron mujeres para violarlas, sin importar su edad.
Ahora Abubakar Shekau, líder del grupo terrorista Boko Haram se atribuye un crimen por el que aumenta el temor de los ciudadanos nigerianos a la siempre inminente posibilidad de nuevos ataques terroristas.
Shekau, incluso se dio el lujo de mostrar en un vídeo de seis minutos que efectivamente se encontraba con los niños secuestrados, y mencionó que eran 520, pero algunos habían perdido la vida en intentos de rescatarlos. A esto añadamos que no se dejan de reclutar a niños para las filas yihadistas; a los que no usan como soldados los utilizan como «niños bomba». Ante esta situación, y por el alarmante índice de mortandad infantil que propicia, órganos diplomáticos como la ONU, y la Unión Europea no dejan de ser llamados a colaborar en la lucha contra el terrorismo.
Han sido constantes las muestras de poder que han dado este y otros grupos terroristas que comparten la misma ideología política basada en la interpretación que hacen de principios religiosos del Islam, pero también se hacen constantes las alianzas políticas en Europa que podrían pasar a ser el terror de los yihadistas.
Se sabe que existe ya una alianza entre Austria y Francia, para localizar a posibles terroristas en sus territorios, luego del tiroteo que tuvo lugar en la avenida de Schwedenplatz, en Viena, el pasado dos de noviembre, y que fue perpetrado por un hombre joven que tenía antecedentes de haber sido parte del islam y que se descubrió que había intentado comprar armas y munición en Eslovaquia.
A esta alianza se sumó Grecia, que piensa aportar en inteligencia y logística para la localización de miembros del Yihad. Italia, por su parte, hará mucho más estrictas sus leyes migratorias, y en Alemania quienes entren al país, tendrán que registrarse y esperar cinco días para que las autoridades corroboren que no se trata de alguien dispuesto a cometer un acto terrorista.
Volviendo a África, en Malí se puso recientemente fin a una dictadura y es un país en proceso de reinventar su democracia, en dicho proceso se tiene contemplado que se retome su acuerdo de paz con Argelia, lo que abrirá nuevas alianzas comerciales y políticas que podrían por fin consolidar a África como uno de los engranes más importantes para la dinámica económica mundial.
La liberación de estos 344 niños es una gran victoria de las autoridades nigerianas, pero también es testimonio del alcance que puede tener un esfuerzo de colaboración internacional en contra del terrorismo; aún hay mucho más que hacer, desde muchas trincheras se debe hacer frente al Islám-político, y su resultado deseado es un continente en el que la desigualdad y la violencia dejen de ser sus principales características.
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