El domingo pasado, Zohra Shah, una niña pakistaní de 8 años fue golpeada hasta la muerte por sus empleadores. Accidentalmente liberó de su jaula a unos loros que pertenecían a la familia de la cual era trabajadora doméstica. Después de cometer el crimen, sus empleadores llevaron a Zohra al hospital, donde falleció a causa de sus heridas.
Según informes de la policía, la niña tenía varias lesiones en la cara, manos, costillas y piernas. La pareja de empleadores confesaron su crimen y ya se encuentran detenidos.
Zohra llevaba cuatro meses trabajando con Hasan Siddiqui y su esposa Umm Kulsoom, en la ciudad de Rawalpindi (al norte de Pakistán). Provenía del distrito rural Muzaffargarh y su familia la envió con la pareja “a vivir y trabajar por una buena educación”.
La Organización Internacional del Trabajo estima que “hay al menos 8,5 millones de trabajadores domésticos en Pakistán, muchos de las cuales son mujeres y a menudo niños”. La mayoría emigran a las ciudades en busca de trabajo.
En Pakistán es ilegal emplear a menores de 15 años pero casi todas los hogares de clase media en el país cuentan con algún tipo de servicio doméstico.
“Los trabajadores domésticos infantiles se denominan mano de obra ‘invisible’ debido a la naturaleza de su lugar de trabajo, la reclusión de una casa privada (…) La sociedad no los reconoce como empleados”, comunica la Sociedad para la Protección de los Derechos del Niño (SPARC).
Otro caso similar fue el de Uzma Bibi, una niña de 16 años quien también era trabajadora doméstica en la ciudad de Lahore (al noreste de Pakistán). Encontraron su cuerpo arrojado en un canal, desnutrido y con signos de tortura. Al igual que Zohra, fue asesinada por su empleador.
Con información de Magaly Montoya
Descubre más desde Fernanda Tapia
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.