domingo, noviembre 24, 2024
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“EL QUE SE LLEVA, SE AGUANTA” Las batallas en las redes sociales

“En tiempos del engaño universal, decir la verdad es ya revolucionario”
George Orwell

El pasado 3 de mayo, la polémica primera dama Beatriz Gutiérrez Müller dijo que “Se despediría del twitter” posteando en la red social lo siguiente; “Hace un año abrí esta cuenta con el único fin de verificar mi propia identidad con relación a más de una veintena de cuentas apócrifas. Aquí la dejo. Animo @TwitterSeguro @TwitterLatAm con la limpieza de #bots, ganan pero pierden”.

Lo anterior en virtud de ser objeto de críticas, mismas que se han agudizado por ser la esposa del polémico Presidente de México AMLO además de haber incursionado en el ámbito musical de la mano de Armando Manzanero y Tania libertad, lo que para muchos fue una muestra de frivolidad, tan característica de los gobiernos que su marido tanto criticó e increpó.

Pese a la amenaza, la cuenta (al momento de publicarse la presente nota) sigue vigente, aunado a que la vocería de la presidencia desmintió el cierre de la misma.

Por obvias razones, las críticas tanto a favor como en contra, se hicieron notar, creando el trending topic #TwitterNoCensuresAMéxico que se volvió tendencia en la plataforma, la cual desde su surgimiento en marzo del 2006, ha sido escenario de campañas virtuales en el ámbito de la política, de tal grado que los #Bots (algoritmos creados para apoyar o desacreditar a adversarios) han crecido exponencialmente, lo que ha orillado a que las Fake News sean la constante en dicha plataforma, considerada por muchos como la más democrática, pese a lo anterior.

Algunos estudiosos le atribuyen a la plataforma Twitter haber contribuido en los levantamientos populares de la llamada “Primavera Árabe” del 2010 donde los regímenes de Egipto, Libia, Siria, Argelia, Marruecos, Yemen se vieron trastocados.

La popularidad de la aplicación, la ha hecho la plataforma idónea para «viralizar» noticias y difundir las arbitrariedades suscitadas allende a nuestras fronteras, por lo que muchos activistas usan de ésta plataforma para hacerse escuchar, aunque estudiosos como Moisés Naím (El Fin del Poder, Debate 2016) dice que a pesar de que las redes sociales son los guijarros tecnológicos con los que los desfavorecidos atacan a los gigantes o Goliats, sus efectos son magnificados tanto por los voceros de las redes sociales, como por los proveedores.

Una vez aventado un tuit o lanzado un post, no se sabe sí éste tendrá trascendencia y resonancia en el ciberespacio, o simplemente se pierda en el universo paralelo que es el internet.

Lo que sí es un hecho es que las guerras del futuro se están dando en el ciberespacio, el cual ya no puede ser descartado por los estrategas gubernamentales ni por la oposición, que usan las redes sociales para manipular a una población que, desde la comodidad de su sofá, buscan trascender y cambiar el mundo, aunque sea virtualmente.

Paradójicamente el espacio aéreo ha moldeado los campos de batalla y la manera de hacer las guerras, desde el surgimiento de la aviación por el control del espacio y la estratósfera, hasta buscar el control del ciberespacio y la BIG DATA.

Proyectos como “Guerra de las Galaxias” son una muestra de ello, y por parte de los desfavorecidos, en los 70’s se tomaban aeronaves para que sus luchas tuviesen resonancia mundial y para que las luchas de los países del entonces llamado “tercer mundo” tuvieran eco, mientras que en la actualidad se busca sino secuestrar, sí manipular el ciberespacio, haciendo que los Hashtags moldeen la percepción ciudadana, dando lugar a las llamadas “Fake News”.

El fenómeno de las “Fake News” es de tal importancia que, según algunos estudiosos, éstas moldearon al electorado estadounidense, dándole el triunfo a un empresario que, para la mayoría de los analistas internacionales, Donald Trump no tenía posibilidades de ganar la contienda electoral.

Antes seguían las muchedumbres banderas, hoy siguen Hastags al hacer ruido blanco en las redes sociales que, aunque no es letal físicamente, si logra perturbar al objetivo que sea blanco de los ataques “espontáneos”.

Por lo anterior, estrategas como el Coronel Pedro Baños (Así se Domina el Mundo, Ariel 2017 ya reseñado en esta plataforma) nos dice que las redes sociales han desdibujado la verdad y por ende la veracidad de las cosas, al grado de que ahora existe el concepto de POSVERDAD, para definir “el contexto global de la desinformación”, ya que lo que llega al público es una falsedad disfrazada de verdad.

“Cuando una sociedad más se aleja de la verdad, más odia a los que hablan de ella”, decía con razón Georges Orwell y tal parece que la distopía imaginada por el escritor inglés es un cuento de hadas con lo que nos está tocando vivir en este Siglo XXI, que pese a los avances tecnológicos y ser una de las generaciones con más confort a lo largo de la historia del hombre, somos los mismos seres dañinos y amorales.

La moral se puede minar a través de campañas psicológicas y de desinformación. Hoy en día se buscan los efectos psíquicos (dominar las mentes y por ende la opinión) que físicos; haciendo que el ciberespacio sea el campo de batalla moderno, donde el ganarse las conciencias, ya es un triunfo avasallador.

La importancia de las guerras psicológicas es de tal magnitud, que el mismo Thomas Edward Lawrence (mejor conocido como Lawrence de Arabia), mencionaba el uso de la propaganda, como uno de los pilares fundamentales que contribuyeron a la derrota del imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial, haciendo que mientras para el poderoso, no ganar es perder, para el débil, no perder es ganar.

En el entendido de que todos los conflictos modernos se deciden por las opiniones públicas, todo líder deberá hacerse notar en el ciberespacio, tal como lo hace con exceso Donald Trump quien, pese a no ser un líder carismático, es noticia cuando postea un tuit, por muy contradictorio que éste sea.

En un mundo donde la saturación de la información es la constante, donde es muy raro que alguien procese los textos y su contenido, donde ante la acumulación de información, las mayorías sólo se guían por los encabezados e imágenes, han hecho que la manipulación sea el pan de cada día en cualquier problema social.

Como dice Pedro Baños emulando a Darwin; La guerra es una permanente adaptación y sólo sobrevivirá quien mejor se adapte”. Las redes sociales, que en los pasados comicios presidenciales en México, llevaron a la presidencia a AMLO, lo están llevando a la desesperación, ya que sus opositores (los que crecen a diario por el grado de percepción de ineptitud que lleva a sus más de 100 días de gobierno y ante la inoperancia de sus acciones), lo están acorralando políticamente, pese al apoyo de sus Bots y huestes que han sacado hashtags tan irrisorios cómo #AMLOEstadista, #AMLOelPuebloEstáContigo, #AMLO,MejorPresidentedelMundo sin que tengan la mella que tuvo su imagen cuando era candidato.

En un mundo tan difuso y tan cambiante, harán que los ataques contra la actual administración se intensifiquen y que las errores u omisiones de su gabinete (pese a las labores propagandísticas de Epigmenio Ibarra) sean tendencia nacional, e incluso mundial, donde un MEME tiene más impacto en la psique que, las soporíferas “mañaneras” de un Presidente que a todas luces se ve desfasado.

Un Presidente que siempre apuesta al pasado en lugar de al futuro, y que se encumbró como un férreo opositor, no deberá de esperar, que sus adversarios, no le den una sopa de su propio chocolate, ya que en este mundo: “El que se lleva, se aguanta”.

 

@borgestom

Tomás Borges
Tomás Borges
Escritor y analista en temas de narcotráfico y terrorismo. Lector voraz y enemigo de la mediocridad. Ex policía federal amante de la filosofía. Autor de los libros: Maquiavelo para Narcos (Temas de Hoy 2008) El Arte de la Guerra para Narcos (Temas de Hoy 2011) Diario de un Agente Encubierto (Temas de Hoy 2013) El Pequeño Dictador que Todos Llevamos Dentro (Vergara, 2018)
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