* Un nuevo estudio profundiza en la capacidad de los felinos domésticos de escuchar a sus cuidadores y reaccionar frente a estímulos breves
REINO UNIDO, 19 de diciembre de 2024.- Desde que gatos y humanos conviven, hace al menos 10,000 años, estos felinos han disminuido su tamaño, su pelaje cambió de color y – en algunos casos – su carácter antisocial se ha amansado. Pero eso no es todo: también escuchan a las personas más de lo que se cree. Así lo sugiere un nuevo estudio publicado en la revista Scientific Reports. La investigación, liderada por científicos japoneses, ha profundizado en la capacidad de los gatos domésticos de formar asociaciones rápidas entre imágenes y palabras, un proceso clave en la adquisición del lenguaje.
En el experimento – diseñado originalmente para bebés humanos en la década de los 90’s – se colocó a 31 gatos frente a una computadora que mostraba dos imágenes, un sol y un unicornio. Durante nueve segundos, los dibujos crecían y se encogían en la pantalla, a la vez que se reproducía un audio de los cuidadores de cada animal diciendo dos palabras sin sentido, keraru para el unicornio y parumo para el sol. Los gatos observaron y escucharon estas secuencias hasta que se aburrieron, lo que se indicó mediante el contacto visual de los animales con la pantalla. Que dejaran de mirar el ordenador se interpretó como que el estímulo ya no les parecía novedoso.
Tras un breve descanso, se reprodujeron las imágenes cuatro veces más, aunque con las palabras cambiadas. Es decir, keraru se reprodujo junto con la imagen del sol y parumo junto a la del unicornio. Los gatos pasaron en promedio un 33% más de tiempo mirando la pantalla – con cierto desconcierto – cuando escucharon esa discordancia con el primer experimento, lo que sugiere que detectaron el cambio y que formaron en sus cabezas una asociación entre la palabra y la imagen del primer experimento.
Shao Takagi, científica cognitiva de la Universidad de Azabu (Japón) y autora principal de la investigación, se sorprendió al descubrir que “los gatos, al igual que los bebés humanos, podían formar asociaciones entre palabras e imágenes en un período muy corto de tiempo”. Esto señala, según la investigadora, que “los gatos prestan atención a lo que decimos en la vida cotidiana y tratan de entendernos más de lo que nos damos cuenta”.
El estudio concluye que los gatos generaron esta relación más rápido que los bebés humanos porque la gran mayoría de los felinos aprendieron cada asociación palabra-imagen después de solo dos lecciones de nueve segundos. En cambio, la mayoría de los bebés humanos de 14 meses necesitaron cuatro lecciones de 15 segundos. Los resultados no necesariamente significan que los bebés humanos sean más lentos en aprender palabras. Takagi lo matiza: “Los gatos perdieron rápidamente el interés en los estímulos, lo que hizo que pareciera que estaban aprendiendo más rápido que los humanos, pero no es una diferencia real en la velocidad de aprendizaje”.
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