Hablar de Rafael Cauduro es hablar de más de 5 décadas de una trayectoria pictórica fructífera, memorias llenas de sorpresas y sensaciones, de un artista que pareciera ser un mago, porque cuando Cauduro crea, abre la posibilidad de hacer aparecer y desaparecer momentos, objetos, seres y personas de entre los muros de las fachadas desgastadas, donde el tiempo pareciera haber hecho lo suyo, encontrando en el deterioro el común denominador que desarrolla la narrativa entre cada una de sus obras. La muerte y la vida se unen de la mano en la imaginación de Rafael Cauduro sin importar si es fantasía o realidad, evidenciando el complejo testimonio que deja el paso del tiempo sobre las cosas y a través de sus creaciones.
El título de la exposición es intencionalmente reiterativo, y esto no es una coincidencia en absoluto. Alesha Mercado, curadora de la exposición, explica que “Un Cauduro es un Cauduro (es un Cauduro)” hace referencia al aforismo más famoso de la reconocida poeta estadounidense, Gertrude Stein, quien escribió “Rosa es una rosa, es una rosa” en el poema “Sacred Emily”, y tal como en la frase de Stein, a todos aquellos que visiten el Colegio de San Ildefonso para conocer las creaciones de Rafael Cauduro no les quedará lugar a duda de que Un Cauduro es un Cauduro (es un Cauduro).
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