La escritora Amparo Dávila falleció este sábado a los 92 años de edad. Se fue en un día de primavera, como ella lo quería y como lo plasmó hace algún tiempo en un fragmento de su obra “Semblanza de mi muerte”:
“Que no muera un día nublado ni frío de invierno, y me vaya tiritando de frío y de miedo ante lo desconocido, ese mundo de sombras (…) Quiero irme un día soleado de una primavera reverdecida llena de brotes y de pájaros y de flores, para buscar mi jardín del Edén (…)”
A lo largo de su vida, Amparo Dávila enfrentó diversos desafíos que se le presentaron por dedicarse a la literatura durante una época en que en México aún no se abrían muchas oportunidades en este rubro para las mujeres. Sin embargo, eso no le impidió convertirse en una de las autoras más importantes de la literatura fantástica.
Siendo así que, su conjunto de cuentos en “Árboles petrificados”, la llevó a obtener el Premio Xavier Villaurrutia, en 1977. También, años más tarde ganó la Medalla Bellas Artes, en 2015.
«La obra literaria de la autora plantea una realidad oculta a través de una mezcla entre lo real y lo fantástico construida sobre la locura, el amor y la muerte, temas que ha desarrollado», afirmó la Secretaría de Cultura en un comunicado durante la celebración de los 90 años de la cuentista.
De forma que, las narraciones de Amparo Dávila aún son vigentes y son la manera ideal para adentrarnos a su mundo de seres y situaciones fantásticas, así como para traerla a la vida y rendirle un homenaje.
Con información de Paulina García M.
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