Hace una semana, Karla fue encontrada en un despoblado en la capital potosina. Las primeras versiones indicaban que la mujer de aproximadamente 30 años de edad fue encontrada quemándose viva y servicios de emergencia la apagaron, otra versión de los habitantes indicaba que la joven fue encontrada quemada y trasladada al hospital donde falleció al no soportar el dolor por las quemaduras en el 60% de su cuerpo.
En ambas versiones, coincidieron con los gritos de auxilio que la mujer dio por varias horas, pues pese a que algunos medios informaron que las autoridades llegaron al lugar casi inmediatamente, la realidad es que Karla agonizó por más de dos horas esperando ayuda. Los vecinos la escucharon, pero se limitaron a llamar al 911. ¿De verdad podemos ser así de indiferentes?
Muy probablemente si la hubieran ayudado antes, hoy Karla estaría viva.
Lo único que logró decir fue su nombre: Karla
El cuerpo de la joven no fue reclamado inmediatamente pues nadie la buscaba, su mamá creyó que había salido a una fiesta.
Sus amigos la reconocieron
La información fue difundida rápidamente por medios locales, donde lo más característico de la ahora fallecida, eran sus tatuajes, además de su nombre: Karla, así, a secas, sin apellidos. Cuando sus amigas y amigos relacionaron los tatuajes con el nombre, se quedaron helados, por lo que comenzaron a escribirle a través de WhatsApp, lo más macabro, es que los mensajes eran leídos.
Un/a agente del Ministerio Público extraoficialmente nos dijo que tienen dos líneas de investigación:
•La primera se trata sobre un asesino serial en la capital de San Luis Potosí.
•La segunda y aún más macabra, se trata sobre una secta que presuntamente está ya identificada, pero que aún no ha sido detenida.
En San Luis Potosí se respira miedo, se siente un ambiente tenso en cualquier parte. Los habitantes hablan (susurran) de estos feminicidios con temor.
Ahora, la mamá de Karla le dijo a sus nietos que su madre había muerto en un accidente y le ha pedido a sus conocidos que no le digan nada a los niños.
Con esta rabia de la muerte tan dolorosa de Karla, ¿creen que rayar un monumento fue un crimen?
¡Dejemos de ser indiferentes, por favor!
Descubre más desde Fernanda Tapia
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.