Su nombre es Adán, cumple años el primero de septiembre, tiene 35 años, es virgo y dice que le gustan más mis tatuajes de mariposas que la calavera que tengo en el otro brazo.
Lo conocí afuera del metro Hidalgo, cuando le regresaba la biblia al ex campeón de boxeo Víctor Manuel Rabanales. Ese día nos platicó que le habían drenado el cuello porque se le llenó de pus por consumir piedra (cocaína).
Es carismático, espontáneo y eso lo convierte en una voz importante del grupo, dice que se mantiene vivo porque sabe que es importante para alguien más…
Los caminos de la fe son complejos, pero algo me ha quedado claro, en los seres humanos se vuelve un cimiento básico para saber que vale la pena vivir a pesar de muchas cosas y seguir buscando el por qué; el cómo, esa es otra historia y Adán lo sabe.
Ser de la calle y vivir un día más para la mayoría de ellos significa un éxito, la adversidad se convierte en oportunidad en medio de ésta realidad.
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