Por Ximena Delgado
Uno de los acontecimientos más intrigantes y también más terroríficos de la historia contemporánea fue el que comprendió la Segunda Guerra Mundial, que podemos definir, principalmente, como una gran expresión de racismo y xenofobia, acompañada de una enorme ambición política. Sin duda, todos hemos escuchado respecto a los horrores que se perpetraron durante este catastrófico hecho histórico, sobre todo si se trata del pueblo judío y la persecución que sufrió a lo largo del mundo. Esto derivó en el macabro plan de exterminio, donde miles de millones de personas perdieron la vida y fueron torturados como si fuesen la peor escoria del mundo.
Según las cifras que proporciona el Museo Memoria y Tolerancia, el cual está ubicado en el Zócalo Capitalino, en aquel siniestro “episodio” de la historia humana fueron asesinados más de 6,000,000 judíos; 3,300,000 prisioneros de guerra soviéticos; 1,900,000 polacos católicos; cerca de 390,000 serbios; alrededor de 250,000 gitanos; entre 200,000 y 250,000 alemanes con discapacidad; 80,000 alemanes (por causas políticas, religiosas o de resistencia); 12,000 homosexuales y cerca de 2,500 testigos de Jehová.
Este 27 de enero de 2020, se conmemoró la liberación de uno de los campos de concentración más resonados, es decir, Auschwitz [Aush-vits, por si alguna vez te has preguntado cómo pronunciarlo]. Este lunes, a 75 años del rescate de miles de personas que fueron obligadas a vivir en condiciones precarias y denigrantes, cerca de 200 sobrevivientes de diferentes nacionalidades, acompañados de sus familiares y de representantes de unos 50 países del mundo, se reunieron en Auschwitz para rendir un homenaje a las víctimas del Holocausto. El principal objetivo: que la memoria de lo que sucedió en aquellos años (entre 1940 y 1945, cinco años de terror) nunca muera.
Por ello, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier encabezó una importante ceremonia que nos recuerda que la falta de empatía, el desconocimiento y el miedo pueden dar paso a uno de los peores sentimientos del mundo, el odio, que si escala a niveles mayores puede derivar en un escalofriante genocidio.
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